Paseo por el Duero pasado por agua
Finales de mayo y el tiempo no acompañaba. Llegamos a Oporto con intención de subir al barco y emprender un paseo por el Duero que duraría todo el día. El barco zarpaba a las 9 horas portuguesas y llovía a chaparrones y con mucha intensidad. En cuanto conseguimos subir abordo, nos esperaba un estupendo desayuno con el cual poder entrar en calor tras la mojadura de nuestra espera para entrar.
Y tras dar buena cuenta del desayuno decidimos salir a cubierta y disfrutar del paisaje, que era estupendo. Aprovechamos en los momentos en que no llovía para hacer fotos y disfrutar del paisaje, que era maravilloso, y en cuanto llovía, nos poníamos a cubierto. Así transcurrió todo el día. Entramos en el interior del barco solamente para comer, y el resto del día nos lo pasamos aprovechando el paisaje. Y el viaje fue fantástico, el paisaje inolvidable y el paso por las presas nos encantó. El fin del viaje llegó en Régua, donde visitamos unas bodegas y degustamos el vino de Oporto. De ahí tomamos un tren para Oporto, y así acababa nuestro viaje por el Duero. Pero no sin antes dar un paseo nocturno por Oporto, junto con una pareja que conocimos en el crucero, que nos llevaron a probar las famosas francesinhas.