El casco antiguo sigue estando precioso.
Desde la última vez que estuve en este pueblo he notado un cambio espectacular. El turismo ha provocado, en parte, la desaparición de algunas señas identitarias del pueblo pero éste ha mejorado en sus infraestructuras. Un recorrido por las callejuelas de su casco antiguo sigue siendo un verdadero placer. La blancura inmaculada de sus casas indica una implicación de la población para mostrar al visitante su interés por luchar por el progreso. Imagino que habrá otras connotaciones negativas, pero mi impresión fue de agrado por el desarrollo del pueblo.