Un remanso de paz y de arte junto a la iglesia de Los Jacobinos
Normalmente los visitantes se quedan extasiados ante el imponente exterior de los Jacobinos, incluso se deciden a entrar y admiran la magnífica nave que forma la iglesia. Llaman la atención sus columnas múltiples y su bóveda que podemos observar a través de un juego de espejos; sin embargo, pocos visitantes entran al claustro, supongo que porque hay que pagar y muchas veces somos reacios a hacerlo.
Aquí es obligatorio; merece mucho la pena pagar los euros de rigor para contemplar este magnífico conjunto escultórico que conforman su multitud de columnas y las enseñanzas transmitidas a través de la historia de sus capiteles. En la sala capitular, abierta al claustro, se celebra el festival anual de "Piano aux Jacobins". También podemos asomarnos al gran refectorio, dedicado ahora a exposiciones temporales. En alguna de estas salas no podemos pasar por alto la decoración al fresco que aún se conserva en ellas.