Staré Město - Ciudad Vieja

Construido entre el siglo XI y el siglo XVI, la ciudad vieja, la ciudad menor y la ciudad nueva son las tres partes de Praga que la UNESCO inscribió al patrimonio mundial en el año 1992. El centro de la ciudad, construida al lado del Danubio, incluye el magnífico puente Carlos, que cruza el río, es un puente peatón lleno de artistas, músicos, pintores, muy bonito y bohemio, el castillo de Hradcani que domina la ciudad, o la Catedral de St Vitus, que forma parte del recinto del castillo también, y es donde se coronan los reyes, se caza, se bautizan y se entierran.

La mayoría de las iglesias y de los palacios han sido construidos en el siglo XIV, cuando el emperador romano Carlos IV tenía a la ciudad dentro de su imperio.

Es una experiencia muy interesante el entrar en el centro histórico a través del puente de Carlos IV, con sus numerosas esculturas en los laterales del puente. Una vez finalizado su recorrido, nos adentramos a través de sus retorcidas y comerciales calles hasta llegar a la plaza central, donde están ubicados el Ayuntamiento, el reloj astronómico, el monumento a Jan Hus, las mansiones, los palacios y las casas de los antiguos mercaderes. Para acceder a la iglesia Tyn hay que hacerlo por un angosto pasadizo entre dos cafeterías situadas en la parte de los soportales de la plaza, algo a lo que muchos

Praga es un poco como esas ciudades de cuentos de princesas y príncipes, llena de castillos e iglesias impresionantes. Creo que me enamoré del reloj de la Plaza principal, podría mirar esa maravilla durante mucho tiempo. Me encantan sus colores atrevidos en las casas y como decoran los edificios. De donde yo vengo, todo se pinta en blanco siempre. Me llamó mucho la atención los bares escondidos en sótanos bajo la ciudad y la costumbre de compartir grandes mesas a la hora de comer con desconocidos. Fantástico viaje.

Me ha gustado mucho por su conservación y un lugar bonito por su diversidad arquitectónica.

Con mucha historia se aviva al estar en lugares como este que despiertan una determinada sensación de antigüedad placentera.