Cementerio Oku-no-In

Enorme cementerio a las afueras de Koyasan, literalmente dentro del bosque. Con decenas de miles de tumbas para todos los gustos. Perderse por los caminos es muy recomendable aunque el objetivo es llegar al templo que hay al final del sendero principal.

Para mi uno de los momentos más mágicos de todo Japón. Se pueden ver tumbas centenarias llenas de musgo al lado de impolutas placas de empresas como Panasonic o Nissan honrando a sus empleados muertos, viejos japoneses haciendo la ruta de peregrinaje de los grandes templos budistas y rincones del bosque sacados directamente de una novela de Lovecraft.

KoyaSan es una montaña cerca de Kyoto y Osaka donde puedes tener una experiencia muy cercana con los templos. Puedes alojarte en ellos y charlar con los monjes que te alojarán e incluso te darán de comer su maravillosa comida. Entre otras joyas de esta montaña sagrada está el cementerio. Se merece una visita nocturna y otra diurna, son dos mundos diferentes.

Este viaje a Japón lo realicé solo así que me lancé a la visita nocturna yo solo, la cual no es apta para cardíacos ya que el cementerio es muy muy extenso y frondoso pero por el día la magia da un poco menos de miedo. Aun así en ambas ocasiones sentí el poder de la vida donde enterraron a los que se le acabaron y sentí el poder de la naturaleza y su belleza.

Con 200.000 tumbas despositadas en los últimos 1200 años, el cementerio de Koyasan es el mayor cementerio del mundo.

Una visita indispensable que no es en absoluto morbosa.
El musgo lo invade todo y la mejor hora para ir a última hora de la tarde.

Una experiencia única. Pasear por este cementerio budista, con el silencio, la oscuridad, la naturaleza... No se, te hace sentir muy pequeño, pero al mismo tiempo sientes tranquilidad y paz y seguridad. Uno de los puntos que visitar en tu visita a Kōya San.