Celler Masia Serra

Si buscas un remanso de paz entre viñedos o una experiencia enogastronómica este es tu sitio. Celler Masia Serra tiene el encanto de ser unas bodegas de tradición familiar que con el paso de los años han ido ampliando sus viñedos y adaptando sus terrenos para poder dar a sus visitantes una experiencia única.

La finca cuenta con varios terrenos dedicados al cultivo de la vid, una piscina, distintas salas en las que poder realizar catas, e incluso una huerta de plantas aromáticas. Existe la posibilidad de entre sus jardines realizar un picnic, o si se prefiere, sentarse a la mesa a degustar los productos de la zona y unos buenos chuletones a la brasa que ellos mismos preparan. Todo mientras se saborean algunos de sus mejores vinos, como el Mosst, un vino que lleva el nombre del perro de la familia o el Aroa, vino dedicado a la hija de la familia (lleva su nombre), o el Gneis (una de las joyas de la bodega).

El Celler Masia Serra es un sitio que hará las delicias de los amantes del vino en general y los interesados en el mundillo de la uva en particular. No es un restaurante al uso, de hecho, ni siquiera es un restaurante propiamente dicho. Es una pequeña gran viña que se va a visitar con cita previa. Campos, bodega, y hasta sala de embotellado se ven en un paseo que culmina con un desayuno, un aperitivo generoso o una comida copiosa, según el interés, el tiempo y el presupuesto del visitante.

Yo tuve la suerte de poder visitar esta Masia a la hora de comer. El paseo por la viña y la huertita fue muy agradable, la comida muy rica. Desde el foie de pato hasta el chuletón hecho a la brasa y las cocas de postre, todo estaba rebueno.

Un lugar muy interesante de enoturismo, porque no es solo una bodega al uso donde hacer una cata de vinos (que también) sino todo un proyecto de enoturismo que abarca la bodega, restaurante y en un futuro próximo un exclusivo hotel donde alejarse en pleno prefiriendo.

Una de las opciones de visita más interesantes es el que incluye la comida con maridaje de sus vinos, lo que te dará la oportunidad de probar al mismo tiempo productos delicatessen (la mayoría de proximidad y kilómetro cero - las butifarras se merecen el cielo) y de catar sus vinos y tener la experiencia gastronómica completa. Además tendrás todas las explicaciones que quieras para entender mejor el mundo del vino y si entiendes puedes pasarte el tiempo que quieras comentando y aprendiendo de ellos.

Esta pequeña bodega en pleno Empordà merece una visita. O, mejor dicho, dedicarle un día para visitar sus viñedos, probar sus vinos (Ctonia blanco, espectacular), pasear entre los olivos y disfrutar de los mejores productos de la zona que sirven en la zona dedicada a catas. Próximamente dispondrán también de un pequeño hotel, así que habrá que volver y tomarse otro de sus "gin tonic de paisaje" No dejéis de preguntar por ellos.