Catedral de San Nicolás de los Marinos
No parece estar incluida en la mayoría de las rutas turísticas de la ciudad, por ello, el sacerdote que la cuida, pone especial celo, demasiado diría yo, en que se preserve su interior para los creyentes petersburgueses. Entramos tapando nuestras piernas con pashminas y pañuelos, por aquello del respeto, pero ni aún así dejó de perseguirnos por toda la catedral.
En fin, lo poco que pudimos ver de su interior, nos dejó gratamente sorprendidos.
El edificio blanquiazul de dos plantas y cinco cúpulas esconde los secretos de la talla del icono de San Nicolás Taumaturgo, uno de los santos más venerados entre el pueblo ruso, debe ser por eso la saña y el celo puestos por el cura.