La Bella Incompleta
Es curioso observar que los estragos que causó la Peste de 1348 no fueron sólo en el género humano, sino que por alcance, multitud de monumentos e iglesias quedaron sin acabar a causa de la falta de mano de obra y dinero. Ya lo hemos ido viendo a lo largo de nuestro recorrido por Cataluña, con pequeños y grandes templos que quedaron inconclusos y que ni siquiera el paso de los siglos ha conseguido que tuvieran el aspecto final que sus arquitectos imaginaron.
El caso de la Catedral de Tarragona es diferente, porque lo que tenía que ser un impresionante pórtico, una fachada magnífica, quedó en un precioso edificio gótico menos monumental que sus hermanas peninsulares pero igual de hermoso.