Fernando Almenar
Viviendo en un Castillo
No me explico la sensación que puede sentir una persona cuando por la noche duerme en su habitación en el interior de un castillo. ¿Se oirán voces? ¿Los muebles chirriarán?¿Serán seguros sus viejos muros?
El caso es que si tuviéramos la ocasión de vivir en uno de ellos, esas preguntas no se nos ocurrirían hacérnoslas por lo menos después de un par de semanas habitando en él.
Aquí en esta fortaleza, hay dos niños sentados en la entrada de un caserón que se lo pasan de rechupete.
Una niña corriendo por la plaza. Una mujer tendiendo ropa en unas sillas. Un hombre bebiendo agua encima de una bala de paja.
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