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Estoy en un caserío de 1850, hoy ...
Estoy en un caserío de 1850, hoy convertido en exquisita casa rural. Como otros tantos en la comarca, los dueños del ‘Guikuri’ debieron adaptarse a los nuevos tiempos y buscar otras maneras de subsistir. Lo maravilloso es que los cambios no alteraron el espíritu del tradicional 'baserri' o caserío vasco: Más bien lo renovaron.
Lo primero que uno nota es un ambiente de cálido hogar; como en los caseríos de antaño, la vida cotidiana trascurre muy cerca. Sus dueños traen de lejos la costumbre de agasajar al visitante, así que disfrutan con cada detalle que puedan brindar. Han encendido el hogar al verme regresar cansada y con frío, y me han contado historias de invisibles seres que habitan los bosques de Gorbeialdea.
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