Un desastre, sin calefacción, unos timadores...
Un desastre. Las fotos no se corresponden, antes estaría así de bonico, pero ahora para nada. El dueño, Adrián, es un impresentable. Después de asegurarnos que la calefacción funcionaba bien, ya que viajábamos con niños y bebés, la primera noche tuvimos que llamarlo para que nos la pusiera y la segunda desapareció. Su móvil estaba apagado, la familia de la otra casa igual de mosqueada y todos sin calefacción. a la mañana siguiente nos contó una milonga sobre que justo (qué casualidad) cuando nos llevaba el gasoil, lo paró la Guardia Civil, se puso chulo y lo detuvieron, pasando la noche en el calabozo.