E.Sonia Requejo Salces
Sus reliquias, tan veneradas.
Hay tantos edificios hermosos que no sabes hacia donde dirigirte y tal vez fue, porque intentaba no coincidir con las colas de tanta gente.
Recorriendo sus jardines por la que pasean frailes del monasterio, junto a sus alumnos entorno, a la parte posterior de Iglesia de la Santísima Trinidad.
Me atrajo la afluencia de solo gente local, por lo que decidí asomarme, con la grata sorpresa de una bonita entrada repleta de pinturas, techo incluido.
La puerta al fondo ya era privada, pero el resto a derecha y a izquierda daban para disfrutar de ambas cámaras.
Según entras a la derecha, la riqueza de los artículos allí expuestos, sus iconos, candelabros y puertas eran más que suficiente para disfrutar.
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