La belleza de Sicilia no sólo radica en ...
La belleza de Sicilia no sólo radica en sus costas, sino en sus montes rocosos y en sus valles cultivados. Perdidos en el tiempo y en el paisaje, olvidados por conquistadores y políticos, los pueblos del interior transportan a la Sicilia de las novelas de Pirandello y de las películas de los Hermanos Taviani. Caltabellotta es uno de ellos. Encaramado a un monte de 850 metros de altura, el pueblo está coronado por las ruinas de una fortaleza normanda. Aunque la subida es empinada, no te pierdas las vistas que hay desde allí arriba. Caltabellotta, arracimado alrededor de su pequeña plaza Mayor, se asoma al abismo. Sus techos rojos resaltan contra la piedra y contra el paisaje impresionante de infinitos campos cultivados. La vida en el pueblo transcurre con una lentitud que pasma. No hay hoteles ni hostales; tampoco restaurantes. Sólo hay casas de huéspedes y un bar, que parece reservado para los viejos del pueblo.