En los campos de viejos olivos que...
En los campos de viejos olivos que rodean a Caimari se escucha, en las tardes, cantar a los grillos. El pueblo queda a los pies de la Sierra Tramontana y tiene un delicioso sabor añejo, relajado y de otro tiempo. Tradicionalmente los habitantes de Caimari han sido campesinos, labradores de esta parte de Sierra que permite sembrar en grandes terrazas. El pueblo sigue habitado por vecinos de toda la vida, sin embargo hace ya varios años que este idílico rincón ha sido descubierto por el turismo. Afortunadamente, los que llegaron de afuera son los que más empeñan para que Caimari no cambie, e intentan vivir al compás relajado y sin prisas del pueblo. Casi todos aquí andan en bicicleta, porque es un placer pedalear entre las huertas de frutales, ir y venir de los pueblos vecinos, y, también, porque nadie quiere ruidos.