ANADEL
Estuvimos en enero
Con el hotel a medio gas y ninguna persona más en el comedor o alrededores, cerca no hay nada para comer, hay que coger el coche y acercarte a algún restaurante de los pueblos de alrededor y llovía, por lo que pedí la carta en la cafetería.
Bocadillos, alguna ensalada y hamburguesa, la carta es corta y poco original, por lo que pedí una, que vino acompañada por una ensalada, y tras una larga espera.
El pan resultó duro, y la cena muy normal, si lo sé no me quedo.
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