Reflejos de Burano
No cabe la menor duda de que Venecia es una ciudad maravillosa, única y embriagadora, pero a menudo sus canales, casas, palacetes, barcos, góndolas y puentes están tan atestados de gente que pueden convertir un decorado de ensueño en una tremenda pesadilla.
Si queremos olvidarnos por unas horas del enjambre de turistas que revolotean por la ciudad, nada mejor que “huir” a bordo de un vaporetto rumbo a cualquiera de las islas cercanas: Burano, Torcello, Murano o el Lido.
Si no dispones de mucho tiempo, Burano es una buena elección ya que se trata de un lugar apacible, pequeño, coqueto, permanentemente acicalado para recibir al visitante y habitado mayoritariamente por pescadores que aún hoy día faenan en la laguna en la que capturan unos pescados francamente deliciosos que podremos saborear, al finalizar nuestro paseo, en alguno de sus pintorescos restaurantes.