Bodegas David Moreno

La Rioja se vive con los cinco sentidos, desde el tacto hasta el olfato, pasando por el gusto, y cuando tienes la suerte de vivir una experiencia como la que vivimos jnuto a un grupo de amigos en la Bodega de David Moreno, solo puedes quedar enamorado de esta tierra y de sus gentes.

En la finca La Atalaya, David Moreno ha recuperado el patrimonio arquitectónico popular de la tierra, los guardavñas, para reconvertirlo en un lugar donde las sensaciones son las protagonistas, sin grandes lujos, sintiendo la tierra y su producto.

Si una visita a la bodega te deja con la emoción a flor de piel, en el Guardaviñas de David culmina todo lo explicado en la visita. Aquí tenemos la posibilidad de beber una copa de vino pisando el suelo de donde sale este delicioso elemento. El aire de La Rioja nos envuelve mientras degustamos sus productos, no solo vino, ya que la gastronomía riojana es deliciosa, sobre todo la tradicional.

Realizar una ruta turística por las Bodegas de La Rioja es una gran sensación. Allí uno se puede encontrar de todo: Bodegas centenarias en Haro o historias personales que no dejan de fascinar al visitante, como es el caso de las Bodegas David Moreno.

David Moreno era un emigrante riojano que vivía en Barcelona y trabajaba en la fábrica de Seat, pero su pasión eran los vinos. Así que, en cuanto pudo, se volvió, se hizo con unos viñedos y comenzó a usar su propio conocimiento de ingeniería para crear hasta sus herramientas propias (por ejemplo, un descorchador que guardan allí como una reliquia construido con piezas robadas a la constructura).

La Rioja en Otoño es una belleza. Los campos de viñedos se vuelven rojos y ocres y es una gozada pasear entre ellos. Además es la época de la vendimia, lo cual puede ser una excusa perfecta para acercarse al mundo del vino.

Esta bodega además de ofrecer visitas en sus inmensas y muy cuidadas instalaciones, te da la oportunidad de vivir la experiencia de la vendimia en primera persona, así que puedes recoger la uva, pisarla y prensarla. Una actividad fantástica y divertida para toda la familia.

Fuimos a visitar nuestra primera bodega. Una invitación que nos facilitó la Hostería de San Millán de la Cogolla. Como era ya casi la hora de cerrar, estábamos solos. Estar en una bodega solos con las barricas, el vino dentro, esperando, esa luz... se siente la pasión por el vino.
No siendo una de esas "bodegas estrella", la instalación para la visita no puede ser más digna, moderna, elegante, interesante y completa.
Me fijé en estas tres cajas que te permitían tocar y sentir esta tierra mágica donde crece la uva y los hombres hacen sus alquimias para obtener el néctar de los dioses.
Según fui visitando la Rioja, iba cogiendo tierra para llevármela a casa. Seguro que su influencia es positiva para nosotros.

Visita muy agradable y entretenida. La chica que nos hizo el recorrido muy simpatica y atenta, hibamos con una niña de 5 años que se aburria la cogió de la mano y se la gano totalmente haciendo que todos disfrutaramos de la visita y del vino