Berlín

Hay de todo, sea cultura, fiesta, jardines, monumentos históricos, museos… Y es una ciudad muy agradable. Hace 8 veces el tamaño de París, o sea que te tienes que preparar para caminar, o dedicarle mucho tiempo a la ciudad. El centro se organiza alrededor del barrio de Mitte, con la isla de los museos (la mayoría de los museos están concentrados ahí, merece por lo menos un día si te gusta el arte).

Luego hay una notable diferencia entre lo que era Berlín oeste y Berlín este. Puedes ver en los varios puntos donde queda un pedazo de muro en la ciudad, paneles de información sobre cómo era la vida en esta época. Recomiendo que pases un par de horas también en el museo del muro. Para el Berlín alternativo, las fiestas y las casas okupas, tendrás que ir por Oranienstrasse.

La he visitado en tres ocasiones y me ha faltado tiempo. Me incomoda su clima tan frío en el invierno y aún tan fresco durante la primavera, pero aún así es una ciudad acogedora.

Su gran personalidad te obliga a pasear por sus calles e imaginar todo lo que ha ocurrido en ellas a lo largo de su historia. Principalmente su historia reciente, durante el siglo 20, aunque fue parcialmente destruida durante la Segunda Guerra Mundial, todo está ahí, puedes imaginarlo, palparlo y reflexionarlo.

Observar directamente el edificio principal de la Universidad Humboldt, de frente a la hermosa avenida de Unter den Linden; recordar que ahí, ante tus ojos, está el edificio al que asistió en algún tiempo Albert Einsten y 28 ganadores del Premios Nobel más, además de mujeres como la médico Michelle Bachelet, actual Presidenta de Chile.

Una ciudad que combina el pasado con el futuro, que recuerda su época más oscura homenajeando a las victimas, y celebra el cambio con un ambiente multicultural en el que gentes de diferentes razas, tribus e ideologias conviven.
El recorrido por la ciudad es todo lo necesario para que corazones sensibles se conmuevan, sea en la plaza donde los nazis quemaron los libros prohibidos o en el monumento al Holocausto, donde grandes piedras que parecen lapidas recuerdan a los seres anonimos victimas de las ideas extremas, hasta llegar a una iglesia reconvertida en monumento al dolor de las madres de las victimas.