Una Isla en el centro de Amsterdam
Resulta curioso este espacio, en el casco antiguo de Amsterdam, que trata de escapar de la algarabía habitual de esta ciudad holandesa. El Begijnhof, fundado en 1346, tenía como propósito acoger a mujeres católicas, que, aunque no eran religiosas, llevaban una vida similar.
Ninguno de los edificios originales ha sobrevivió a los avatares de la historia, tampoco el diseño de este patio, aunque si podemos ver algunos vestigios. La Capilla, donde la beginas celebraban en la clandestinidad sus ritos religiosos, y que destaca por los vitrales que narran el llamado Milagro de Amsterdam, que se produjo cuando un hombre moribundo fue incapaz de sostener la hostia de la comunión, que cayo al fuego. Al día siguiente la hostia apareció indemne entre las cenizas.