Antiguo pero no santo
Construida en 1739 esta iglesia-convento dejó de tener un papel religioso en la década de 1840. A finales de los 80 del siglo XX se desenterraron criptas y objetos religiosos, muchos de los cuales fueron más tarde incorporados al Museo de Arte Religioso inaugurado en 1994. Desde 2005, parte del viejo monasterio ha funcionado como teatro infantil para el barrio.
Quizá sea por ello más interesante disfrutar del edificio por fuera y el conjunto que forma con la preciosa fuente y la plaza en sí misma, ya que la ciudad parece abrirse allí después de callejear por esa Habana Vieja que tanto amó Hemingway.