Sencilla pero bonita
Esta sencilla basílica en el centro de Milán es, aunque pequeña, famosa por tener dos cosas: la cúpula más grande de todo Milán y una réplica de la Última cena. Merece la pena visitarla y relajarse unos minutos del bullicio milanés. Eso sí, como seas chica y vayas con tirantes, falda o cosas así, prepárate para un buen sermón. De todas formas, si estás en pleno agosto, no te preocupes: no hace falta que vayas todo el día de manga larga para poder entrar, ya que dentro te pueden prestar un mantón para taparte los hombros.