Basílica Santuario Virgen de Montserrat

Visitar el santuario de la virgen de Montserrat es entrar en un lugar de devoción increíble. Como patrona de Cataluña que es, La Moreneta es más que una imagen, es todo un símbolo que trasciende lo puramente espiritual.

La basílica es preciosa, de reciente reconstrucción (S. XIX), ya que la original del SXVI fue casi destruida durante las guerras napoleónicas. Una sola nave nos recibe, con capillas laterales oscuras, íntimas. Al fondo, lejana, se ve el lugar donde está situada "la moreneta" (nombre coloquial de la virgen de montserrat debido a su color negro).

Hay un acceso lateral, un profundo pasillo que nos lleva a la sacristía y después a unas escaleras estrechas que suben hasta la imagen de la virgen, donde, fieles y no tan fieles, suben a contemplar, besar, tocar, rezar, la mayoría, a fotografiar, la figura impertérrita de la virgen.

Merece la pena, dedicar un día a visitar esta zona, ya sea por interés religioso, cultural o natural o por todo a la vez. Esos son los datos prácticos que ofrezco para planificar mejor tu vista a este paraje:
La visita en otoño la recomiendo bastante. Temperaturas suaves aunque más frío que en Barcelona ciudad, sobre todo a partir del anochecer a las 17.00 o así.
Pero sobre todo porque aunque había gente no tuvimos que hacer cola en ningún sitio y por el gran restaurante que hay y que estaba cerrado, debe recibir muchas visitas en verano.
Para llegar hasta aquí existen varias formulas. Nosotros éramos 3 y nos compensó ir en coche. Aunque hay que tener en cuenta que el parking cuesta 6,50€. Es lo único que se paga para acceder al monasterio, la entrada es gratuita pero siempre puedes pagar por visitar guidas. Si tienes las piernas ágiles puedes aparcar en un merendero poco antes de llegar al parking pero el aparcamiento es de tierra y la salida complicada ya que se encuentra en una curva cerrada.

Hoy empieza nuestro camino, a Santiago claro, pero el nuestro, a nuestro modo, él en bici y yo en la auto.
Salimos de Barcelona a Montserrat, llegamos a media tarde y nos acercamos a ver el monasterio (que después de 10 años viviendo en Barna ya tocaba…).
Después de pasar por el pueblo de Monestir de Montserrat, subimos por una serpenteante carretera que llega hasta el monasterio, y allí en las alturas(a 720m), junto a la estación de tren cremallera y a la parada del funicular, se encuentra esta hermosa basílica del siglo XI, que ofrece un paseo muy entretenido entre autenticas joyas de la escultura, la pintura, los mosaicos, el talle de la madera, el estaño y variedad de piezas de arte elaboradas a mano en distintos materiales, hacen de este un paseo sin desperdicio
La vista en el exterior no tiene desperdicio tampoco, cortantes dedos de tamaños descomunales, se erigen ante nuestros ojos, rompiendo así con la uniformidad del valle, marcando la ubicación del lugar para hacerla visible desde un punto muy lejano (Montserrat en catalán, monte aserrado se traduce al castellano). Había visto antes este perfil cortante cuando subía a esquiar, pero no sabía que era aquí dónde estaba el monasterio, un lugar fantástico para pasear entre sus muros, para relajarse o para reflexionar (yo personalmente he estado reflexionando sobre cómo es posible que por mucha hambre que pase el pueblo, la iglesia, a lo largo de la historia siempre tiene para dilapidar fortunas divinas (lo que no resta ni un ápice de la belleza del lugar, ya veréis las fotos, impresionante).