Modernidad con vecinos de toda la vida
La gente que vive en Gracia no dice ‘soy de Barcelona’, dice, con mucho orgullo, ‘soy de Gracia’. Si hay algo que ha definido a este precioso barrio es que hasta fines del siglo XIX fue un pueblo independiente, de ahí que en la actualidad su comunidad se mantenga pequeña y cerrada casi como si pudiera autoabastecerse y vivir de manera independiente.
Habitado por artistas y bohemios, el barrio, que tiene su centro en la Plaça de Sol, se ha poblado en los últimos años de buenísimos restaurantes de comida fusión y alternativa. El encanto de Gracia radica en que esta ‘modernidad’ convive con vecinos de toda la vida, de costumbres muy tradicionales. Librerías de viejo, antiguos bares y colmados típicos, son el entrañable paisaje por donde circulan 'modernos' con peinados estrambóticos y extraña vestimenta.