Bar Pavilhão Chinês

Empezó a llover y nos metimos en el primer bar que encontramos y, para nuestra sorpresa fue este..
Una cosa así creo que no se ve cada día y creo que merece la pena ser visto. El fundador del bar murió hace unos años y, según lo que nos comentó el camarero llevaba mas de 40 coleccionando objetos relacionado de alguna manera con la guerra y/ o con la época que luego venían literalmente almacenado en este bar compuesto de tres salas bastante grandes.
No hay ni un solo centímetro del local que no sea plagado de objetos curioso, definir-lo kitchs o maximalista seria minimizar el horror vacui que se respira por ahí,saque unas cuantas fotos y quede`bastante rato mirando las cosas. Curioso, divertido y entretenido.

Este singular bar está muy cerquita de uno de mis barrios favoritos de Lisboa, el Bairro Alto, a tan solo 10 minutos a pie. Es ideal para empezar la noche, si el cuerpo pide marcha o para empezar y acabar la velada en él, con su atmósfera mágica y su luz tenue.

Descubrí este sitio por casualidad y me encantó. Es de esos espacios singulares que vale la pena conocer porque no lo encontrarás en ningún otro lugar, algo así como la anti franquicia.

Si fichara localizaciones, no dudaría en llevar a cabo una sesión fotográfica en él. El edificio, de principios del S. XX, está repleto de vitrinas que albergan colecciones de objetos diversos, tales como gorras militares, figuritas, etc. Puedes pasarte mucho rato contemplando sus estancias, con aire de museo.

Hay que decir que no es como un museo, es un verdadero museo. Funcionó como tienda de cafés, tes y especias a principios del siglo pasado y fue reconvertida por un apasionado de las antigüedades, almoneda, objetos curiosos y coleccionables que fue atesorando a lo largo de su vida, su nombre: Luis Pinto Coelho. En la Feria da Ladra algunos de los vendedores con más solera le conocieron bien, en una de nuestras visitas a Lisboa estuvimos conversando con uno de ellos quien nos contó que en una ocasión se marchó con Pinto Coelho a Madrid para "cazar" más tesoros en el Rastro de Madrid. Nos contaba emocionado cómo este hombre "malgastaba" su fortuna obsesionado con poseer todos los objetos únicos que pudiera encontrar y que en su afán coleccionista recorrió rastros, mercadillos y tiendas de antigüedades de medio mundo. "-Los anticuarios le guardaban todo lo que pensaban le podía interesar y él lo compraba todo", nos contaba.

Merece la pena visitarlo y pasar un rato observando su colección de miles de figuritas y curiosidades.

Como ya han dicho un auténtico museo. No me imagino lo que costará limpiarlo, deben de haber miles de objetos

No hay otro pub igual , primero llamas a la puerta y desde luego ni te imaginas que allí vas a volver al pasado, a la mágia , a tu infacnia , a la de tus padres ...juguetes, soldados de plomo , un poquito de nostalgia, art deco.... y una copa después de curiosear por sus habitaculos ... bueno mejor 2 . - Rúa Pedro V , 89 , abierto de 14 a 2:00