Bar Patillas - "El Patillas"

"El Patillas", como lo conocen 3 generaciones de burgaleses es un bar que no te esperas encontrar en una capital castellana. Es el sitio de reunión de los flamencos y los tangueros de la ciudad, donde se reúnen con su guitarra cualquier día a cantar cuatro amigos y se forma una fiesta con que uno se arranque con un cante. Diría más: es el corazón de la bohemia burgalesa.

El bar se llama así por las patillas de su dueño, que a su vez hace honor a las de su padre. Recuerdo cuando niña haberlos visto juntos detrás de la barra (el bar tendrá más de 50 años fácilmente) pero ahora ya solo lo regenta el hijo.

No sabría describirlo, el patillas es un bar que han llevado ya tres generaciones, muy pequeño, como los típicos bajos de las casas, donde se ve humedad en el ambiente porque no hay ventilación, pero eso se te olvida con unas cervezas. Es un sitio mítico, cuyas pareces están forradas con todo tipo de postres, hojas de revistas, títulos certificados, fotos de carné, recortes de frases, artículos de periódico, y siempre, siempre hay música. Allí cualquiera puede tocar y todo el mundo se lo pasa bien.

Cruzas la puerta y las paredes te hablan. Es patrimonio burgalés y con razón, música en vivo tocada por cualquiera, incluso por ti. No se distingue la edad, es un espacio donde tiene cabida la alegría y la experiencia. Las historias cantadas y las personas calladas.
El lugar donde vuelvo cada vez que regreso a casa, porque me deja ser y me reciben siempre con los brazos abiertos, aunque cada año que pasa sea más desconocida.

Anoche mi experiencia en el Patillas no pudo ser peor. Pedí un vino dulce, cuando tomar vinos en una taberna es cosa normal, y se negaron a servírmelo. Sólo servían cervezas simplemente porque se les ponía en los huevos, hablando en plata. ODIO la cerveza, y aunque no fuera así, no tienen derecho a imponerme consumir lo que a ellos les de la gana. O bien me quede como un marginado mirando al techo mientras mis amigos beben cerveza. Es una VERGÜENZA. Y por supuesto que inadmisible. Ya es lo último, dictadura de barra. Que se sepa.

Un locak donde pase mis mejores años de la infancia pues yo solia ir todas las navidades a ese local junto con mi hermanavy mi padre pues l yo era familiar era el sobrino de los dueños y siempre estaba oyendo tocar las diferentes guitarras q alli habia por aquella epoca era maravilloso oir tocar junto a una cervezas sobre todo los sabados por las noched