Aventura Azul
La familia Lli tiene más de 20 años navegando hasta la isla perteneciente a las Dependencias Federales Venezolanas. Un buen día se les ocurrió crear una cooperativa que incluyera, hijos y esposas y así el paseo se convirtió en un negocio. Eduardo tiene dos barcos que salen casi todos los sábados a las 5 de la mañana desde la población Barloventeña de Higuerote. Es necesario darle una pastilla para el mareo a casi todos los pasajeros que se embarcan en la aventura de navegar durante 4 horas hasta uno de los cayos que componen a la segunda isla más grande de Venezuela después de Margarita. No se puede negar el malestar inicial, pero la verdad bien vale la pena la travesía para encontrar el agua más turquesa que tal vez pueda admirar la mirada, la arena reluciente de blanca, el mar dibujado en degradé de azules y la soledad, la pureza del espacio. Apenas se divisa tierra, los Lli bajan presurosos con carpas, sillas, ollas, comida para empezar a atender al visitante. En el lugar no hay más que yates enclavados y uno que otra persona dispersa caminando por la playa. Por eso la pernocta se advierte que será al aire libre, el menú que se degusta lo traen los pescadores, habitantes temporales de isla que vienen a pescar y aprovechan de vender parte de su pesca para quienes se acercan a disfrutar de sol los fines de semana. Javier Lli, uno de los hijos de Eduardo dice que “este es un plan para quien desea descansar verdaderamente, para aquellos que desean conectarse con la naturaleza”. De esta forma esta familia se permite en cada paseo hablar sobre la importancia de la conservación del ambiente y la importancia de este lugar y el pequeño gran ecosistema que representa.