Belleza solitaria
A poco menos de un kilómetro de la vetusta "Segisama", nos abre sus puertas.... una belleza solitaria, perdida en la nada, entre hierbas, cultivos y árboles; son los restos del arco de la iglesia que existió en el pueblo de San Miguel de Mazarreros o Mazariegos.
Pueblo que quedó deshabitado por la peste. Tal vez esto se refleje en el sentimiento de frialdad que te provoca el sitio cuando lo estas contemplado.
Frente a este inmortal arco, a pocos metros, observándose mutuamente, lo acompañan tres sencillo cruceros.
Dice la leyenda, que existe un pasadizo que desde aquí llega hasta la majestuosa iglesia de Sta. María la Real en el centro de Sasamón.