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Arco de Bará, serenidad mediterránea
Puedes estar horas viéndolo, aunque esté quieto, es pequeño, elegante, sencillo, parece contarte todo lo que ha pasado a su lado, en el Mediterráneo, durante veinte siglos. Es el icono de la grandeza de los romanos en Tarragona. Todos los monumentos de la zona se sitúan en lugares bien elegidos, con vistas, con tranquilidad.
Para verlo tienes que ir por la carretera general, pero vale la pena. En las autopistas nos lo perdemos todo por la prisa y la velocidad.
Un excepción, en la que va hacia Barcelona, si vienes de Valencia, a la altura de Tarragona, a la izquierda en sentido norte, está el Puente del Diablo, el acueducto que abastecía la ciudad, restaurado e imponente, con piedra sorprendentemente roja.
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