Mi segunda familia
Yo cursé toda mi carrera en esta residencia, y símplemente puedo decir cosas buenas hacia Mañarikua. El trato cercano y sobre todo la integración (para los que como en mi caso venimos de otras Comunidades Autónomas) se dejaron notar desde el minuto 1 que pisas la residencia. Desde el minuto uno porque cuando vas a verla, la gente incluso ya se acerca a conocerte y desearte suerte con tus estudios. A mí es lo que me pasó la primera vez que me acerqué a Mañarikua y nunca lo olvidaré.
Cuando llegó septiembre y empezó el curso, volví para quedarme cuatro años seguidos (los que duraba la carrera). Gracias al dinamismo de la resi el primer día te invitan a una "quedada" para conocernos todos los universitarios y gente de estancia de la resi. A partir de ahí todo rodado. Te sientes tan agusto, tan como en casa, que llegas a considerar a la gente de Mañarikua como tu segunda familia, desde el equipo de dirección a cocina, pasando por los de mantenimiento o el grupo de limpieza. Y ni qué decir del buen rollo entre la gente joven.