Roberto Gonzalez
Un laberinto con mucha historia
La pequeña ciudad de Sligo, de calles estrechas y coloridas, llenas de restaurantes y tiendas, es poco más que una ciudad de paso, por lo menos hoy en día, ya que en el pasado fue lugar de peregrinación y recogimiento de multitud de religiosos y devotos que acudían a la impresionante abadía de Sligo.
Por eso, sólo nos detuvimos, como la mayoría de los visitantes, para conocer la historia que nos regalan sus piedras.
Azotada por varios incendios que redujeron a cenizas anteriores asentamientos religiosos, la actual semiruina se construyó a mediados del siglo XIII y hasta la llegada de los ingleses en el siglo XVII que la destruyeron casi por completo junto con el resto de la ciudad, estuvo funcionando a pleno rendimiento religioso y cultural.
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