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Bodegas en País Vasco: un viaje entre sabores y tradición vinícola
Bodegas en País Vasco: un viaje entre sabores y tradición vinícola

Bodegas en País Vasco: un viaje entre sabores y tradición vinícola

Brenda Lee
Brenda Lee

Bodegas en el corazón de la Rioja Alavesa: un recorrido por sus tradiciones y delicias

La Rioja Alavesa es un enclave privilegiado para los amantes del vino, donde las bodegas no solo producen caldos excepcionales, sino que también preservan tradiciones centenarias. Pasear por sus viñedos ofrece una experiencia sensorial única, donde el paisaje se entrelaza con la cultura vinícola. Muchas bodegas ofrecen visitas guiadas que permiten descubrir el proceso de elaboración del vino, así como degustaciones de sus variedades más representativas, maridadas con productos locales que resaltan los sabores de la región. La fusión de historia y gastronomía en cada sorbo convierte este recorrido en un deleite inolvidable.


La Bodega Marqués de Riscal, por Antonio Fernandez
La Bodega Marqués de Riscal, por Antonio Fernandez
Bodegas Ysios, por SerViajera
Bodegas Ysios, por SerViajera
Eguren Ugarte, por albertoloyo
Eguren Ugarte, por albertoloyo
Bodegas El Fabulista, por Lonifasiko
Bodegas El Fabulista, por Lonifasiko
Bodega Viña Real, por Alava Incoming
Bodega Viña Real, por Alava Incoming
Bodegas Jilaba, por Bodegas Luis Angel Casado
Bodegas Jilaba, por Bodegas Luis Angel Casado
Bodega Gaintza Txakolindegia, por Ignacio Izquierdo
Bodega Gaintza Txakolindegia, por Ignacio Izquierdo
Bodegas Solar de Samaniego, por Ignacio Izquierdo
Bodegas Solar de Samaniego, por Ignacio Izquierdo
Bodegas Loli Casado, por Alava Incoming
Bodegas Loli Casado, por Alava Incoming
Bodegas Izadi, por Ignacio Izquierdo
Bodegas Izadi, por Ignacio Izquierdo
Alútiz Vinos, por Bodegas Pascual Berganzo
Alútiz Vinos, por Bodegas Pascual Berganzo

El País Vasco, con su inigualable paisaje y su rica tradición vinícola, ofrece un viaje inolvidable a través de bodegas emblemáticas y pequeñas joyas por igual. Desde la excelencia de Marqués de Riscal hasta la autenticidad de producciones familiares, cada cata es un homenaje a la cultura local. Así, el vino se erige como un símbolo de identidad, invitando al viajero a descubrir historias y sabores que perduran en el tiempo.